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Práctica del Cóndor para Hoy. Miércoles 28 de marzo.

  • Foto del escritor: @sermujermedicina
    @sermujermedicina
  • 28 mar 2018
  • 1 Min. de lectura

Transmutar las heridas, con la finalidad de re significarlas, es decir, darles un nuevo sentido, y verlas como experiencias y aprendizajes.





"Quienes se arriesgan... ganan"



El dolor es parte de la vida... Muchas veces la muestra tangible de que estas creciendo. A un bebe le duelen las encías cuando le comienzan a salir los dientes. Probablemente te dolieron las piernas cuando comenzaste a correr. Quizás incluso te dolió la coronilla cuando te Iniciaste en Reiki. Pero no te apegaste a eses dolores, pues eran la muestra de que estaban viviendo un cambio.


Nos apegamos a los dolores para transformarlos en sufrimiento. Y esto es, porque ha ocurrido algo que no queríamos o que no estábamos preparados para que ocurriera.


Sanar una herida es aceptar lo anterior. Lo que ocurrió... Ya ocurrió. Y no podemos hacer nada para evitarlo.


Mira tus heridas, lávalas, nútrelas, reconócelas. Identifica que están ahí por que te atreviste a algo, son la respuesta a una acción y la acción siempre es positiva. Demuestran confianza, valor, desafíos personales.


Muchas heridas aún duelen solo para que las mires. Son nuestra niña interna buscando atención. Extrae entonces de ellas el aprendizaje y permite que cierren, que sanen.


Nada sana, en el olvido



Una forma de sanar es dejar de contarte una y otra vez la historia que estas heridas traen, no significa que no sean importantes, pero te quitan energía vital. Recupera esa energía para que puedas con la nueva consciencia que éstas vivencias te aportaron, escribir, nuevas y mejoradas historias y vivencias.



Se puede sanar, se puede vivir mejor.

Abre los ojos y atreve a mirar, visita tus heridas y abrázalas.


Elizabeth Silva

 
 
 

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